En el corazón del paisaje urbano surge una manifestación audaz del brutalismo contemporáneo: «Concreto 10». Esta vivienda unifamiliar es un homenaje a la apreciación del propietario por la honestidad del hormigón visto. Desde el primer vistazo, la fachada revela su carácter distintivo: una sinfonía de líneas limpias y texturas ásperas, donde el hormigón visto se entrelaza con generosas aperturas acristaladas, enmarcadas en un tono antracita.

La entrada, enfatizada por el cambio de material de una piedra caliza negra, invita a explorar más allá de la superficie aparentemente tosca. Al cruzar el umbral, sorprende un espacio luminoso y minimalista. Un amplio vestíbulo, flanqueado por sendos armarios, da paso a una escalera del mismo hormigón visto que la fachada, haciendo un guiño a la estructura. A un lado, un salón luminoso invita al ocio, mientras que al otro lado se despliega una cocina abierta y un comedor de líneas modernas, donde convergen la funcionalidad y el diseño.

La vivienda se despliega en múltiples niveles: el sótano, iluminado por dos patios ingleses que filtran la luz natural, alberga espacios generosos para una variedad de usos: desde dos áreas de recreación multiusos, hasta una lavandería, un baño exquisitamente equipado, un trastero espacioso y un cuarto de instalaciones que asegura el funcionamiento sin problemas de todos los sistemas.

En la planta primera, la esencia de la comodidad se eleva a nuevas alturas con cuatro habitaciones en suite, cada una con un amplio armario y baño completo. La planta casetón, coronada por una terraza transitable, brinda acceso a vistas panorámicas impresionantes, invitando a contemplar la ciudad desde una perspectiva privilegiada.

«Concreto 10» trasciende la mera funcionalidad para convertirse en un sespacio donde convergen la de elegancia y la comodidad, donde la dureza del hormigón se fusiona armoniosamente con la delicadeza de la luz y el espacio.